Con sencillez y mucha emoción se hizo entrega de una computadora para ciegos y de juegos para el patio de la escuela. El Rotaract, la rama joven del Rotary Club de Pinamar, fue el responsable de esta iniciativa silenciosa y desinteresada que llevó alegría a docentes y alumnos.
La Escuela Especial 501 vio brillar el sol en un día nublado cuando luego de cantar el Himno de manera gestual y con el acompañamiento vocal de los visitantes se formalizó la entrega de juegos para los alumnos y una computadora para ciegos. Fue una ceremonia tan austera como emocionante, que dio lugar al agradecimiento de los docentes como a las sencillas palabras que acompañaron la entrega. Sin estruendosas declaraciones los chicos recibieron la donación junto al afecto de todos los días, al compromiso comunitario de los integrantes del Rotaract, esa rama del Rotary Club local que no baja la guardia y sigue ayudando sin palabras altisonantes pero con el resultado positivo de una tarea continua. "e;El proyecto tiene tres partes, esto de hoy es la segunda y la tercera es hacer toda la parte de veredas para que los chicos puedan moverse con las sillas, como el patio es de arena se les dificulta un poco. Eso a futuro también. Estaban necesitando una computadora para la sala de ciegos, nosotros en Rotary con el Rotaract que es la rama joven tenemos que hacer el reciclaje de computadoras, porque todos los equipos que se fueron donando los fuimos reciclando y reparando, así que tenemos un aula que estamos armando en este momento en Rotary, abierta a la comunidad donde vamos a empezar a dar clases de computación. Así se van reciclando equipos que se van entregando a las instituciones"e;, nos asegura uno de los jóvenes que propulsó esta acción desde el Rotary Club de Pinamar. La Escuela y los chicos vivieron un momento muy cálido y por supuesto que mientras nos retirábamos sentimos que nos iba acompañando hasta el acceso las voces de los chicos revolucionados por los nuevos juegos que darán rienda suelta a su actividad lúdica socializando en la actividad colectiva sumándose poco a poco a un mundo formal que no derrocha actitudes tan loables como la del Rotaract.
FUENTE: Opinión de la Costa
