Se ha expresado que el ideal de servicio, el propósito de ser útil al prójimo y a la sociedad, es tan antiguo como el mundo. Pero al efectuar el análisis de la existencia de Rotary se ha puesto de manifiesto que con él surge la materialización positiva del ideal de servicio.
Podemos decir entonces que la organización del ideal de servicio, esto es, su modelo institucional, nace con el primer club rotario del orbe. El de Chicago, creado por Paul Harris el 23 de febrero de 1905.
En el libro “Paul Harris – Del valle del ideal a la cumbre de Rotary”, se resume certeramente el juicio sobre la influencia del extraordinario desarrollo del rotarismo con estas palabras:
“Fue tan directa su multiforme fascinación y tan precisa su organización para impulsar hacia la actividad constructiva, que muchas otras organizaciones nacieron a su imagen y semejanza y se mantuvieron y prolongaron con fortuna; así las instituciones de servicio son hoy legión en el mundo, y día a día aparecen nuevas estrellas en ese luminoso firmamento del que Rotary fue el primer astro con luz propia, el símbolo, el precursor”.
Agreguemos que al erigir la amistad en puntal de nuestra institución de servicio, se estableció el sólido cimiento de su estructura. No pudo ser más sencilla la fórmula. Sin embargo, en ella reside la vitalidad de Rotary, el vínculo fraternal y multiplicador de su vasta asociación.
Ha tenido elocuente evidencia en sus filas el pensamiento de Emerson, enjundioso filósofo del siglo XIX, cuando sostuvo: “EL instinto de la amistad revive la esperanza de la unión con nuestros semejantes”.
Paul Harris dijo en una oportunidad: “Rotary no es una religión, pero nació de un impulso religioso”. Se refería a la filosofía social del cristianismo, que es universal y puede ser sentida y vivida en todas partes. Y Rotary acepta en su seno a hombres y mujeres de distintas confesiones, unidos al fin por la ley común, que es la ley moral de Dios, fundamento de la ley escrita.
Rotary constituye para ahora y para el devenir una demostración y una enseñanza ejemplar sobre el enorme poder de la amistad.
Destaquemos, una vez más, que en un mundo convulsionado, Rotary mantiene su razón de ser. Los principios de la dignidad del hombre y del bien común
poseen vigencia permanente, son inmutables, no están sujetos a los cambios de las circunstancias ni de los tiempos.
La crisis moral, fenómeno universal de esta época, sus expresiones de barbarie en contraposición con el asombroso progreso técnico y científico, no han minado, por fortuna, la mayor parte de las comunidades nacionales. Lejos de ello, hay reservas morales intactas en amplios sectores de la población.
Trabajar en forma solidaria con la juventud noblemente orientada que sueña con un mundo mejor es la consigna de Rotary, ratificada para esta nueva centuria.
Es deber de nosotros, los rotarios, participar así en la defensa activa de los valores morales, que incluyen, desde luego, el respeto a la personalidad humana y la pacífica convivencia social dentro del orden y la libertad.
Será una contribución destinada a preservar espiritualmente el futuro de la sociedad, recordando este inspirado mensaje de Paul Harris: “La gloria de Rotary pertenece al futuro, y mis pensamientos se elevan hacia esa gloria como mis ojos hacia el sol que nace”.
Jorge Ignacio
Socio del Rotary Club de Necochea